sábado, 29 de septiembre de 2012

La Misa de Siempre


La Iglesia Católica - única y verdadera religión - ha celebrado la Santa Misa, el Calvario mismo, renovado una y otra vez para nuestra salvación, desde los orígenes del cristianismo.
"23 Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es lo siguiente: El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan,
24 dio gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía».
25 De la misma manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que la beban, háganlo en memora mía».
26 Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa, proclamarán la muerte del Señor hasta que él vuelva".

- Primera Carta a los Corintios, Capítulo 11: 23-26.
El siguiente extracto nos mostrará como las comunidades primitivas cristianas (lo cual es sinónimo de católicas) celebraban el Augusto Misterio, con gran reverencia y amor, y nos motivará a seguirlo haciendo correctamente hasta el fín de los tiempos.
San Justino Mártir (103-165)
"En el día llamado Domingo, todos los que viven en las ciudades o en el campo se reúnen en un mismo lugar, y las memorias de los apóstoles o los escritos de los profetas son leídos, tanto como el tiempo lo permita; luego, cuando el lector ha terminado, el que preside instruye verbalmente y exhorta a la imitación de estas cosas buenas.

Luego todos nos levantamos y oramos, y del mismo modo que se dijo antes, cuando nuestra oración acaba, el pan y el vino son traídos, y el que preside en un modo similar ofrece oraciones y acción de gracias, según su habilidad, y las personas asientan, diciendo Amén; y hay una distribución para cada persona, y una participación de aquello sobre lo cual se ha dado gracias, y a aquellos que estuvieron ausentes una porción les es llevada por los diáconos.
Y no es ni pan común ni bebida común lo que recibimos; pero debido a que Jesucristo nuestro Salvador se hizo carne por la palabra de Dios y ofreció tanto carne como sangre para nuestra salvación, así del mismo modo, tal como hemos sido enseñados, la comida que ha sido convertida en la Eucaristía por la oración Eucarística establecida por Él mismo, y por el cambio mediante el cual nuestra sangre y carne se nutren, es ambos la carne y sangre de ese Jesús que se encarnó".
“Tomado de la Primera Apología de San Justino Mártir: Al emperador Antonino Pío y a los hijos adoptivos Marco Aurelio y Lucio Vero, al senado y al pueblo romano dirijo esta alocución y súplica en defensa de los hombres de toda estirpe, injustamente odiados y perseguidos - Año del Señor 148
Texto de San Justino ha sido traducido por Una Voce Costa Rica.

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