Una Voce Costa Rica invita a todos sus miembros, amigos y benefactores a colaborar con la obra de la tradición católica a nivel nacional con una Cruzada de Rosarios. Pediremos así a Nuestra Señora de Fátima que interceda ante Dios Todopoderoso, de modo que Costa Rica vuelva a contar con el privilegio que es la Misa de Siempre, sin ningún problema u obstáculo que el mundo trate de poner a una obra que no busca otra cosa mas que dar gloria al Altísimo y salvar muchas almas.
La Misa de Siempre ha sido a lo largo de la historia de la Iglesia un vehículo seguro de evangelización y santificación y seguirá siéndolo en el Siglo XXI en nuestro país, pues, tal y como lo dijo el pasado Papa Benedicto XVI, y tal y como lo ha mantenido intacto el Papa Francisco:
"Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande... y es un tesoro precioso que hay que conservar" (Benedicto XVI)
Así pues, invitamos a todos a orar mucho para que María Santísima nos ayude, pues ella es el Auxilio de los Cristianos, la que una vez prometió a Santo Domingo y al Beato Alano de Rupe 15 promesas para los que devotamente rezaran el Santo Rosario, entre las cuales destacan:
1- El que me sirva, rezando diariamente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.
2- Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3.- El Rosario será un fortísimo escudo de defensa contra el infierno, destruirá los vicios, librará de los pecados y exterminará las herejías.
12.- Socorreré en todas sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
3.- El Rosario será un fortísimo escudo de defensa contra el infierno, destruirá los vicios, librará de los pecados y exterminará las herejías.
12.- Socorreré en todas sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
Por último, invitamos a todos los que decidan unirse a darlo a conocer usando el siguiente formulario, motivando así por medio de un corto mensaje a todos nuestros hermanos en la fe.
El Email es opcional.
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La Santa Iglesia recibió el Rosario en su forma actual en el año 1214 de una manera milagrosa: cuando Nuestra Señora se apareciera a Santo Domingo y se lo entregara como un arma poderosa para la conversión de los herejes y otros pecadores de esos tiempos. Desde entonces su devoción se propagó rápidamente alrededor del mundo con increíbles y milagrosos resultados.
Entre las varias formas y modos de honrar a la Madre de Dios, optando por las que son mejores en sí mismas y más agradables a Ella, es el rezo del Santo Rosario la que ocupa el lugar preeminente. Vale la pena recordar que entre las variadas apariciones de la Santísima Virgen, siempre Ella ha insistido en el Rezo del Rosario. Es así como, por ejemplo, el 13 de Mayo de 1917 en un pueblo de Portugal llamado Cova de Iria, la Santísima Virgen insiste con vehemencia el rezo del Rosario a los tres pastorcitos, en una de sus muchas apariciones a estos tres videntes.
Siendo un sacramental, el Santo Rosario contiene los principales misterios de nuestra religión Católica, que nutre y sostiene la fe, eleva la mente hasta las verdades divinamente reveladas, nos invita a la conquista de la eterna patria, acrecienta la piedad de los fieles, promueve las virtudes y las robustece. El Rosario es alto en dignidad y eficacia, podría decirse que es la oración más fácil para los sencillos y humildes de corazón, es la oración más especial que dirigimos a nuestra Madre para que interceda por nosotros ante el trono de Dios.
El Santo Rosario prolonga la vida litúrgica de la Iglesia pero no la sustituye, al contrario enriquece y da vigor a la misma liturgia. Es por ello, que el Santo Rosario se enmarca como una plegaria dentro de la religiosidad popular que contiene un gran tesoro de volares que responde con sabiduría cristiana a los grandes interrogantes de la existencia. Leer más acerca del Santo Rosario aquí.
Las 15 promesas:
1. El que me sirva, rezando diariamente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.
2. Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3. El Rosario será un fortísimo escudo de defensa contra el infierno, destruirá los vicios, librará de los pecados y exterminará las herejías.
4. El Rosario hará germinar las virtudes y también hará que sus devotos obtengan la misericordia divina; sustituirá en el corazón de los hombres el amor del mundo al amor por Dios y los elevarán a desear las cosas celestiales y eternas. ¡Cuántas almas por este medio se santificarán!
5. El alma que se encomiende por el Rosario no perecerá.
6. El que con devoción rezare mi Rosario, considerando misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá muerte desgraciada; se convertirá, si es pecador; perseverará en las gracias si es justo, y en todo caso será admitido a la vida eterna.
7. Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin auxilios de la Iglesia.
8. Quiero que todos los devotos de mi Rosario tengan en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia, y sean partícipes de los méritos de los bienaventurados.
9. Libraré pronto del purgatorio a las almas devotas del Rosario.
10. Los hijos verdaderos de mi Rosario gozarán en el cielo una gloria singular.
11. Todo lo que se me pidiere por medio del Rosario se alcanzará prontamente.
12. Socorreré en todas sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
13. Todos los que recen el Rosario tendrán por hermanos en la vida y en la muerte a los bienaventurados del cielo.
14. Los que rezan mi Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.
15. La devoción al Santo Rosario es una señal manifiesta de predestinación a la gloria.