La Santa Misa es el sacrificio visible que el Señor nos ha dejado -la noche que era entregado, para dejar a su esposa amada, la Iglesia un sacrificio visible-. El mismo Cristo que fue víctima en el Calvario por medio de una inmolación sangrante, se hace nuevamente nuestra Víctima en la Consagración.
¿Estamos persuadidos que la Santa Misa nos llama a vivir las profundidades y saludables realidades del Calvario? La Misa es, en el verdadero sentido de la palabra, el Sacrificio único por el cual manifestamos a Dios nuestra religión, le adoramos, le damos gracias, le suplicamos y expiamos, es el Sacrificio que nos religa perfectamente a Cristo, el Sacrificio que religa los hombres unos con otros en una admirable unión de espíritus y de corazones que, el mismo Sacrificio, estimula, cimienta y corona.
No separemos lo que Dios ha unido: El Calvario y la Misa.
Padre Juan Manuel Rodriguez de la Rosa,
Prólogo a la edición española, "El Calvario y la Misa", Venerable Fulton Sheen
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